Nunca mejor dicho y sin ánimo peyorativo, puesto que no se trata de una mala copia de una teoría artística sino de una forma de entender la formación estética del objeto en un ámbito donde la fragmentación se hace casi necesaria.
Cuanto menos resulta una ventaja ya que se está pensando en espacios urbanos de pequeño tamaño donde es conveniente adaptarse a los mínimos rincones y romper la volumetría del techo bajo con horizontales o verticales que se apartan de su vocación original. También hay una cierta tendencia hacia la construcción “pobre” o el reciclaje de los objetos en sofás y sillones que brindan cierto aspecto de patchwork muy ilustrativo de la sensibilidad del momento.Los contenedores en ángulo de Moco, capaces de crear conjuntos singulares son el mejor ejemplo de esta tendencia. También se puede citar el bellísimo sistema de estanterías de B&B Italia, con formas que entran y salen creando un ritmo fantástico capaz de hacer vibrar a una pared completa. Los rigurosos programas de día de Molteni, animados con colores imprevistos. Y como evocación de reciclaje deconstruido, las butacas de Hella Jonguerius para Vitra
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